Bienvenido Otoño, siempre que llegues con este sol de justicia que
nos alegra las mañanas de vermut y las tardes para buscar setas.
Pero
a pesar de tener tan buen tiempo no podemos resistirnos a la tentación
de los potajes, (benditos potajes), que solemos relacionar con el crudo
invierno. Pero escrito está y dicen las buenas lenguas por parte
de nutricionistas, médicos y demás entendidos en la materia, que no
podemos prescindir de ellos en nuestra cocina diaría.
Esos
potajes de madres y abuelas, que cuando entrabas en la casa de algún
vecino ya te alimentaba solo con el olor que te inundaba.
Así que si por casualidad coincide que estáis en Cangas de Onís algún que otro jueves, no os queda otra opción que probar ese pote asturianu, con la morcilla fresca que se deshace en la boca y el rabadal del algún gochin con reminiscencias celtas junto con los demás atributos.
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